20 de julio de 2010

Cuentos

Messiaen pasó largos años de presidio en una prisión…. Siempre fue un hombre de fe. En su juventud fue lector compulsivo de cuentos de hadas y de Shakespeare : “Estoy seguro de que he llegado a ser creyente por los cuentos de hadas… Yo sentía la necesidad de vivir lo maravilloso, pero un maravilloso verdadero. Lo maravilloso, por lo general, se encuentra en los mitos, en las historias imaginarias, mientras que, en la religión católica, lo maravilloso que se te ofrece es verdadero….
Se puede decir que he pasado, insensiblemente, de lo surreal de los cuentos de hadas a lo sobrenatural de la Fe.”

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Las medidas tomadas por el Ministerio de Igualdad para mudar la estructura argumental de algunos cuentos clásicos, son de mucho más calado de lo que a primera vista pudiera parecer. Quizás después de este monstruoso episodio para alterar el corazón de los cuentos, lo siguiente, sea prohibir toda la literatura que pudiera parecerles sexista, machista o parecido.
Sinceramente, creo que en la moral -tendremos que llamarlo de alguna manera- de la señorita ministra, pesa más lo banal que la maldad, la imbecilidad que lo perverso. No me cabe la menor duda que alguien verdaderamente malvado alejado de los círculos del gobierno, maneja los hilos de este Ejecutivo en sus políticas de ingeniería social. Estos individuos no están capacitados intelectualmente para causar tanto daño.

Esta argumentación no quita un ápice para recomendar que lean este libro.
(La Banalidad del Mal)