8 de agosto de 2010

Anecdotario de un amigo (2)




A nuestro amigo Benedicto resulta que no le gusta el Rock. Pero hay millones de jóvenes católicos a los que sí les gusta. No es un problema. Mis amigos no tienen porque tener los mismos gustos que yo. Al contrario, nuestras diferencias nos enriquecen.

Cuentan que cuando se proyecto la histórica actuación de Bob Dylan ante el Papa Juan Pablo II, el entonces cardenal Ratzinger se opuso. Para Benedicto el rock apela a los instintos más primarios y la mayoría de sus letras son anti-cristianas. No le falta razón. Sin embargo, el instinto es natural, lo ha creado Dios y también se ha puede evangelizar. Así lo entendió Juan Pablo II que insistió es escuchar a Dylan en directo a pesar de la opinión de su amigo, el Prefecto para la Doctrina de la Fe. El concierto se celebró y al final de su actuación el Papa abrazó a Bob Dylan en un gesto profético que significo el abrazo de la fe a la juventud rebelde y contestataria que se identifica con música pop-rock.

En este terreno todavía tenemos mucho que aprender los católicos de nuestros hermanos separados, los protestantes. Nosotros tenemos estupendos cantantes y grupos como Martín Valverde, Hermana Glenda, Luis Guitarra, Kairoi, Brotes de Olivo, Padre Ricardo, Sayli Pérez, Jon Carlo y muchos otros que no podemos nombrar. Pero estos cantantes y grupos practican una música preferentemente melódica que a ciertos jóvenes puede parecer empalagosa. Nuevos grupos como La voz del desierto, Padre Jony, que proponen una música católica netamente rockera son una excepción esperanzadora en el actual panorama musical católico.

Por el contrario, nuestros hermanos separados, protestantes, evangélicos hace lustros que han hecho el esfuerzo de evangelizar la música moderna en cualquiera de sus estilos. Grupos como Hillsong (rock), Tercer Cielo (pop), Rescate (pop) o Los Vencedores (funky) arrastran en sus conciertos a masas de jóvenes. Y lo realmente sorprendente es que este tipo de música no despierta los instintos más bajos de los jóvenes, sino que les invita a rezar con un fervor impresionante.

Como Dios sale a nuestro encuentro, así la Iglesia debe salir al encuentro de los alejados y abrazarlos para que estos nuevos amigos se interesen por nosotros y los tesoros que guarda nuestra amistad, también nuestros tesoros artísticos, musicales: el románico, el gótico, la iconografía, los autos sacramentales, el gregoriano, la música clásica.

Desde su elección, inspirado por el Espíritu Santo, Benedicto ha modificado bastante su anterior postura y, así, lo pudimos ver disfrutar en la pasada Jornada Mundial de la Juventud de Sydney con los cantos litúrgicos de los aborígenes australianos. Por eso Benedicto es nuestro amigo, porque le interesamos y le interesa todo lo que nos gusta, como a nosotros nos interesa su palabra anunciadora de Jesucristo. Por eso, ofrecemos bajo estas lineas uno de los pasajes músicales más apreciados por nuestro Papa, el Ave Verum Corpus de Motzar. Que lo disfruteis... rockeros católicos.