27 de agosto de 2010


Fue un 26 de agosto de 1910… ¡Hoy se cumplen cien años! La que conocemos como “Madre Teresa de Calcuta”, nacía en Skopje y era bautizada con el nombre de Gonxha Agnes.
La identidad de Madre Teresa queda inequívocamente expresada en aquellas palabras suyas: “De sangre soy albanesa. De ciudadanía, india. En lo referente a la fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”.
El Papa Benedicto XVI se unió ayer a las celebraciones realizadas para conmemorar el primer centenario del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta, a quien definió como el «modelo ejemplar de las virtudes cristianas».

Durante el mensaje del Papa, leído durante la misa solemne que se celebró en la casa general de las Misioneras de la Caridad de Calcuta, se añadió también que el amor y las enseñanzas de la beata «siguen» vigentes en la actualidad «a través del cariñoso e incansable trabajo» que llevan a cabo sus hijas espirituales.
“Madre Teresa ha simplificado ante el mundo, las palabras de San Juan: ‘Si Dios nos ha amado, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece con nosotros y el amor de Él es perfecto en nosotros’ (cf 1 Jn4:11-12)”, escribió el Papa
El Pontífice, quien recordó también el «inestimable don» que fue la Madre Teresa de Calcuta para la Iglesia, invitó a las misioneras a continuar el trabajo de la monja albanesa «junto a los más pobres de los pobres, a los enfermos y a las personas solas y abandonadas».

Benedicto XVI conmemoró el centenario de la beata junto a miles de personas en todo el mundo también lo celebraron, al ser la Madre Teresa de Calcuta la figura más reconocida a nivel popular y una de las misioneras más carismáticas de la Iglesia católica.
Nuestro Papa se unió espiritualmente a las celebraciones por el centenario “y con gran afecto –concluyó- imparto cordialmente a las Misioneras de la Caridad, y a todos aquellos que servís, mi paternal Bendición Apostólica