19 de marzo de 2013

La ternura de Francisco


¿Cuál es el poder del Papa? Ha preguntado de forma retórica, el Papa Francisco. Y ha respondido él mismo con fuerza: el servicio. En esta palabra está contenido todo su programa. También lo fue del papa Benedicto XVI, que habló de la caridad, del amor. Pero Francisco ha subrayado un aspecto que conviene no olvidar -así lo ha afirmado con fuerza- que el poder es servicio.

Una magnífica homilía para un pontificado que no deja indiferente a nadie.

Muchos quizá desearían que el Papa fuera aperturista en la doctrina moral. Los medios de comunicación airean y proclaman a los cuatro vientos esos afanes de libertad que no son otra cosa que efluvios de la cultura de la muerte. El Papa Francisco es fuerte en la verdad cristiana. No será la doctrina de Cristo la que él quiere cambiar.

Las normas jurídicas de la Iglesia están al servicio de la verdad, del bien de las personas, de la salvación de las almas. Es precisamente aquí, en mi opinión, donde debe hacerse el esfuerzo de interpretación y de aplicación de las normas canónicas. Realmente todo el Derecho canónico debe estar realmente -no sólo en teoría, sino también en la práctica- al servicio de la verdad y de las personas. Incluso cuando prohíbe algo o cuando exige con imposición de penas, esas normas son servicio al bien común de la Iglesia. Sin embargo, quizá es necesario poner de manifiesto esta vinculación de manera que resplandezca en todo el ejercicio de la potestad eclesiástica no sólo la caridad, sino incluso la ternura. De la ternura de san José ha hablado el Papa. Y esa ternura no es débil. Más aún, es signo de gran fortaleza.

Una lección para todos cuantos deben ejercer un poder: que lo hagan con ternura. Así, casi con seguridad, resplandecerá el carácter de servicio de toda potestad.

Es todo un programa para un Pontificado.

Joan Carreras del Rincón