20 de julio de 2016

UN TEXTO JOSEFINO DE SANTA TERESA (PRIMERA PARTE)

UN TEXTO JOSEFINO DE SANTA TERESA (PRIMERA PARTE)

El texto reza así. “Con todo, quedé-como digo- muy consolada, no me hartaba de dar gracias a Dios y al glorioso padre mío san José, que me pareció le había él traído, porque era Comisario general de la Custodia de san José, a quien yo mucho me encomendaba, y a nuestra Señora” (V 30,7).

            Estamos en el año 1560 a los cuarenta y cinco años de edad de la Santa. A pesar de estar ya la Santa en la madurez de su vida espiritual, a pesar de haber tenido ya la conversión definitiva d su vida ante la visión de un Cristo muy llagado (V 9, 1) y, aunque nos ha dicho en el capítulo 23 que retoma su vida. “Es otro libro nuevo de aquí adelante, digo otra vida nueva, La de hasta aquí era mía. La que he vivido desde que comencé a declarar estas cosas de oración, es que vivía Dios en mí, a lo que me parecía… Sea el Señor alabado, que me libró de mí” (V 23,1). A pesar de todo esto en el capítulo 30 de la Vida nos encontramos confesiones como estas: Que no  podía hacer nadad para  no tener estos ímpetus tan grandes; experimentar tan excesiva pena espiritual y con tan grandísimo gusto; ver que nadie la entendía y en toda la ciudad no había nadie que me entendiese y que uno de los mayores trabajos que  en la tierra  había padecido es la contradicción de los buenos, cuando le dijeron el sacerdote Daza y el caballero santo Francisco de Salcedo que todo lo que le pasaba en visiones era cosa del diablo.(Ver V 30,1-6).


            En el mes de agosto de 1560 le trajo el Señor y su padre san José a san Pedro de Alcántara a Ávila del 17 al 25 de ese mes. Se hospedó en casa d Dña. Guiomar de Ulloa. Esta Señora pidió permiso al P. Provincial para que santa Teresa pudiera estar esos ocho días en su casa, sin ella saber nada, y este se la concedió. Allí pudo entrevistarse muchas veces la Santa con el santo Fray Pedro y también en lagunas iglesia y ermitas. Según se expresa la Santa fue para ella una gracia singularísima. Le dio cuenta de su vida y manera de proceder en la oración con la mayor claridad que yo supe, que esto he tenido siempre: tratar con toda claridad y verdad con los que comunico mi alma (hasta los primeros movimientos querría yo les fuesen públicos…) así que sin doblez y encubierta le traté mi alma” (V 30,4) Ya desde el principio se dio cuenta que la entendía por experiencia, que era todo lo que yo había menester.........

P. Román Llamas, ocd