20 de agosto de 2016

MARÍA, PRESENTE EN LA IGLESiA



María, la Madre, permanece presente en la historia de la Iglesia. María está presente con los apóstoles en el comienzo de la Iglesia, y es testigo presente de la presencia de su Hijo, Jesús, el Señor. Porque en Ella, todos recuerdan y mantienen vivo la figura y vivencias de Jesús junto a su Madre.

María, que guarda un papel discreto durante la infancia y vida de Jesús, ahora destaca su presencia en el comienzo de la peregrinación de la Iglesia como mediadora y animadora como Madre del Señor. María, que en algunos momentos puntuales de su vida fue cauce e impulso para que el Hijo actuara, bodas de Caná, ahora, juntos a los apóstoles, su presencia, actualiza el Espíritu del Hijo que está siempre en su Madre.

Porque Ella fue ensalzada por el Hijo: "Quien cumpla la voluntad de Dios, -había dicho Jesús-, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mc. 3, 34). Y nadie como María manifiesta ese testimonio de acatar, aceptar, acoger y cumplir la Voluntad del Padre como María. Ella es la primera que empuja la Iglesia con su presencia es sus primeros pasos. Ella es la Señora, la Madre del Señor Resucitado, que con su presencia irrumpe en la vida de la Iglesia como Madre y Patrona.

Hoy, todos los pueblos, la veneran y la recuerdan como Madre y Patrona. ¡¡Bendita la Madre de nuestro Señor Jesús!! Y desde su reinado como Madre, María cataliza la unidad entre los apóstoles, que en muchas circunstancias habían presentados disputas entre ellos. María unifica, los mantiene juntos, esperanzados y fortalecidos en la oración.

María, la Madre, derrama toda su maternidad de Madre sobre aquella primera comunidad de apóstoles a los que van formando en el auxilio  del Espíritu Santo y a mantenerse en contacto íntimo con su Hijo Jesús. Ella fue su Madre y de una Madre siempre se espera lo mejor. Más de la Madre de Dios, María, la Inmaculada Concepción.