17 de septiembre de 2016

MARÍA, TAMBIÉN MADRE NUESTRA



María comprometió su vida hasta las últimas consecuencias. No podía ser de otra forma, porque su Sí significaba eso, toda tuya Señor hasta el final. De la misma forma que el Hijo, encarnado en su seno, se comprometió voluntariamente a la Voluntad del Padre hasta el extremo de dar su Vida por la redención y salvación de cada uno de los hombres y mujeres del mundo.

Jesús ha redimido al mundo, pero la redención ha empezado por María y en María. Ella ha dado su seno para que el Hijo se encarnara en Naturaleza humana, despojándose de su Divinidad, sin dejar por eso de tener también Naturaleza Divina, pero no usándola sino igualado en todo al hombre menos en el pecado. María, madre de los Dolores, soportó su compromiso con fidelidad, obediencia, paciencia, humildad y perseverancia hasta la última hora al pie de la Cruz.

María acompaña a su Hijo hasta la última hora. Y la última hora es la Cruz. Porque Jesús había venido a morir en la Cruz; porque Jesús había entregado su Vida al Padre para que, enviado por Él, nos rescatara, con su Pasión y Muerte, de la esclavitud del pecado. María también hace ese recorrido de su propia pasión y dolor, que le hacen morir a sí misma para entregarlos como corredentora con su Hijo.

María, Madre también nuestra, ayúdanos a soportar con humildad, paciencia, obediencia, perseverancia y fidelidad los avatares y caminos que la vida nos proponga y disponga con la disponibilidad que tú misma abrazaste para abrirte a la acción del Espíritu Santo. María, Madre de Dios y también Madre nuestra, que al pie de la Cruz recibiste ese encargo de tu Hijo en Juan, el discípulo amado, danos la fortaleza que tú has sostenido en el Espíritu Santo para llegar hasta esos últimos momentos al pie de la Cruz.

Intercede por nosotros para que también seamos capaces, por la Gracia y Misericordia de Dios, llegar a brindar todos los instantes de nuestra vida en ofrecimiento y oración constante por, no sólo cumplir, sino vivir el Amor de Xto. Jesús injertado en lo más profundo de nuestro corazón. 

Contigo a nuestro lado esperamos encontrar apoyo y cuidado maternal de Madre que nos acompaña, nos espera y aguarda para, junto a ti, seguir la huella de tu Hijo Jesús hasta el pie de la Cruz. Amén.