3 de enero de 2018

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy el Papa Francisco nos habla del perdón. Al inicio de la Eucaristía, el sacerdote, no dice el Papa, nos invita a reconocernos pecadores. Condición imprescindible para ser perdonados. Nuestros caminos no son los del Señor y necesitamos ponernos en su órbita. Es decir, reflexionar y, arrepentidos, reconocer nuestras desviaciones y faltas. Así, continúa el Papa, iniciamos la preparación para disponernos a celebrar la Eucaristía; también pidiendo la intercesión de nuestra Madre, la Virgen, los ángeles y los santos.

Reflexiónemos sobre esta catequesis del Papa, y abramos nuestros corazones para que la Gracia de Dios nos limpie y nos inunde de misericordia. Amén.



PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Aula Pablo VI
Miércoles, 3 de enero de 2018


Queridos hermanos y hermanas:

Continuamos hoy la catequesis sobre la celebración de la Eucaristía y nos centramos en el acto penitencial, el cual nos dispone a celebrar dignamente la Santa Misa, reconociéndonos pecadores delante de Dios y de los hermanos.

En ese acto introductorio, el sacerdote invita a reconocer nuestros pecados guardando un momento de silencio. Cada uno entra en su interior para tomar conciencia de todo lo que no corresponde con el plan de Dios. Por eso, confesamos en primera persona del singular diciendo: «He pecado mucho de pensamiento, palabras, obras y omisión». Esta fórmula está acompañada con el gesto de golpearse el pecho para indicar que el pecado es propio y no de otro. Después de esta confesión, suplicamos a la Virgen María, a los ángeles y a los santos que intercedan ante el Señor por nosotros. Su intercesión nos sostiene en nuestro camino hacia la plena comunión con Dios.

El acto penitencial concluye con la absolución del sacerdote, en la que se pide a Dios que derrame su misericordia sobre nosotros. Esta absolución no tiene el mismo valor que la del sacramento de la penitencia, pues hay pecados graves, que llamamos mortales, que sólo pueden ser perdonados con la confesión sacramental.
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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Al inicio de este nuevo año, les deseo que sea para ustedes un tiempo de paz y que puedan contemplar el abrazo de amor y ternura del Señor en sus vidas. Los invito a que se renueven interiormente siguiendo el ejemplo de tantos personajes de la Sagrada Escritura, como el Rey David, San Pedro, la samaritana; ellos, a pesar de haber ofendido a Dios, fueron capaces de pedirle perdón con humildad y sinceridad, y pudieron experimentar su misericordia que transforma y da la alegría verdadera.

Que Dios los bendiga. Muchas gracias.