21 de abril de 2018

Un inmenso salto de Fe

Que sencillez la de aquella niña, ¡ya adolescente!, que enamorada de Dios, esperaba con inmensa alegría la anunciada llegada del Mesías al pueblo de Israel. Sabía que era inminente y estaba dispuesta a recorrer el mundo entero para poder adorar la mirada del Señor, y si por su pobreza tuviese que ir pidiendo hasta dar con Él, y al verla le diese un trozo de pan, aunque se muriese de hambre, lo haría con el mendrugo abrazado a su corazón.



Que lejos estaba aquella preciosa niña, ¡ya adolescente!, de creer que ella era “LA MUJER” que aplastaría la cabeza de la serpiente anunciada al comienzo del libro sagrado de Israel.

Dulcinea del Todopoderoso, que ya estaba preparada por su inmenso amor y humildad, para dar un inmenso SALTO DE FE: El de creer con el más inocente asombro e inalcanzable sencillez, que no existiendo concurso de varón, IBA A CONCEBIR EN SU SENO AL TAN ESPERADO Y PROMETIDO MESÍAS.

¡¡¡ LA BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES !!!


La “Mujer del Génesis”. La única capaz de poder aplastar la cabeza de Satanás

La “Mujer de Caná”. La que sabe indicarnos, en el momento oportuno, que estemos atentos a lo que nos diga el Señor, y poder así, celebrar “cuando llegue la hora”, las Bodas con el Amado.

La “Mujer que al pie de la Cruz”, recibiría el inmenso encargo de su universal maternidad.

La “Mujer del Apocalipsis”, que al final triunfaría vestida del Sol.

Pero aquella niña, llamada María, no sabía aún que el sufrimiento iba a ser el encargado de preparar el traje de bodas del humano matrimonio de ella con José, para poder así, celebrarlo en el Paraíso Terrenal.

¡¡¡Que alegría la de Adán y la de Eva acompañados en el Limbo de sus innumerables hijos, al saber que iba a quedar restaurada la entrada al Edén !!!.

andrésdeMaría